Si alguien
ama a una flor de la que sólo existe un ejemplar en millones y millones de estrellas,
basta que la mire para ser dichoso. Puede decir satisfecho: "
Mi flor está allí, en alguna parte…"
¡Pero si el cordero se la come, para él es
como si de pronto todas las estrellas se apagaran!
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